Alma Taller - 🏠 El nido Corredora Boutique
Somos más que una corredora, más que un proceso de compra/venta o arriendo de propiedades, El Nido es una experiencia que busca la sinergia con el entorno para darle a nuestros clientes el mejor servicio basado en confianza y profesionalismo. Nuestro aporte puede que sea solo un granito de arena en la actual vida de nuestros clientes, pero estamos seguros que con el tiempo será una realidad porque creemos que se necesitan varios granos de arena para formar una playa.
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Desde mantas para picnic, pasando por pizarras a tiza, a bolsos para yoga, mochilas tejidas, estuches y accesorios para la bicicleta, Alma Taller busca entregar un producto que refleje el cariño y la dedicación, plasmando los gustos de cada cliente.
Por Lorenza Sciaraffia P.
Michelle De Rurange es publicista, hace dos años atrás trabajaba como tal en una empresa pero el exceso de presión y un horario agotador hizo que llegara a un punto límite que terminó en su renuncia.
Dejar su trabajo tenía un objetivo; dedicarse y conectarse a las cosas que más que gustaban, lo que, sin que ni ella lo imaginara, terminaría en lo que hoy es Alma Taller.
Partió haciendo regalos para su familia una navidad, una pizarra para su sobrina, cuadros para su mamá y gorros de lana para sus sobrinos, todo hecho 100% a mano.
De ninguna manera pensó en hacer un negocio, pero publicó una foto en Facebook en navidad y le empezaron a llegar correos de amigos preguntando donde había comprado la pizarra o el cuadro y les dijo que los había hecho ella misma, entonces surgió la pregunta ¿Me harías uno?
Así fue como partió todo y armó Alma Taller, incluyendo una página en Facebook. Los primeros productos fueron los gorros de lana de búho.
Uno de sus amigos estaba trabajando para canal 13 en unas dinámicas que se hacían en uno de los reality y fue con uno de los gorros. Ella tomó pantallazos de su amigo en la tele con el gorro y las publicó en Facebook.
Cuando despertó al otro día para revisar la página, tenía más de mil pedidos. Tanto fue el trabajo que su mamá se fue a vivir a Santiago para convertirse en su socia y así ayudarla con los encargos.
Michelle cuenta que su lado artístico y apasionado por la creación vino de su abuelo, con quien desde muy pequeña estuvo muy conectada. “Cuando iba en primero básico, me pasaba a buscar al colegio, me llevaba a la playa, ponía música de Raúl Di Blasio, se ponía hacer los bocetos, llegábamos a la casa y los pintaba, y yo al lado mirando”, relata y concluye que fue eso lo que la marcó.
La pasión por su trabajo artístico hace que nunca se quede estancada en un producto, la variedad de cosas que crea es infinita y cada día va por cosas nuevas.
Llegó la primavera y el nuevo gran producto eran los cojines; sus diseños también representan la mano artística de Michelle, puesto que ella es quien hace el dibujo y luego pinta con paciencia las almohadas para que queden perfectas.
Su esencia, su marca, lo que la diferencia, es la pasión que le pone a cada producto, que no es solo un encargo más para ella.
“Una vez me llamaron de una empresa que necesitaban 100 delantales para la parrilla, todos distintos, pero a mí me gusta que este trabajo sea bien hechito, que quede bien terminado y no me gusta que dé la sensación como si fuese un producto chino”, explica Michelle, que para ella la esencia de sus productos es la energía y cariño que le pone a cada uno.
Cuando trabaja en un producto, ella piensa en la persona que le hizo el encargo, para que su cliente sienta realmente que se refleja en lo que encargó.
Un ejemplo de esto son las pizarras a tiza. Michelle contó la vez que una mamá le pidió una para su hijo que le gustaban mucho los bomberos, entonces le dijo que le enviara una foto de él. “Yo trato de hacer el dibujo del niñito como bombero”, cuenta con una sonrisa, la que refleja la dedicación y el cariño que pone en sus trabajos.
Su trabajo a alcanzado tanta fuerza que, además de ofertas para armar una tienda, le han llegado mails para hacer encargos desde Argentina, México, Australia, España y la lista sigue.
“El tema artesanal yo siento que tiene que si uno no le da el respeto necesario, la gente no va a respetar lo que tú haces”, explica. El lazo de confianza que ha generado con sus clientes es tal que muchas veces los encargos ya no van con pedidos específicos de dibujos o colores, éstos dejan que Michelle se explaye en su imaginación.
Alma Taller, también ofrece clases para quienes quieran crear sus propias pizarras. Ella les enseña desde la teoría hasta la práctica, desde pintar hasta cortar la madera y aunque los horarios son fijos, muchas veces se extienden porque es tanto el entusiasmo que ninguna alumna se detiene hasta terminar sus trabajos.
En cada producto, Michelle se esfuerza por entregar el cariño y las buenas energías con las que trabaja, lo cual logra en su totalidad y se siente al momento de entrar en su taller, donde todo está iluminado y prolijo, y donde ella te recibe, te habla con una tranquilidad, con una cercanía que te entrega la confianza en que su trabajo será como ella: delicado, detallista y con ternura.